Confuto, latín, "refutar, convencer, rebatir"
Confutación, "impugnación convincente de la opinión contraria"
(en el prólogo de la 1ª parte de El Quijote)

martes, 16 de julio de 2013

SNOWDEN Y 1984

Snowden.


Funcionario de los servicios de inteligencia norteamericanos, asistente técnico en la CIA, y, hasta hace tres semanas, en la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), destapa la existencia de Prism, un programa de ciberespionaje que permitiría ingresar directamente en los servidores de los gigantes de Internet como Google, Facebook, Microsoft, Skype, Yahoo y Apple, para vigilar mensajes, vídeos o fotos en el extranjero con los que encontrar patrones relacionados con actividades terroristas. Esas filtraciones sólo serían "la punta del iceberg", ya que la NSA dispondría de hasta 20.000 millones de registros telefónicos y correos electrónicos de estadounidenses. Más tarde, The Guardian revela la existencia de una orden judicial que habría permitido a la NSA acceder durante tres meses al registro de todas las llamadas telefónicas efectuadas por los clientes del operador estadounidense Verizon, una de las compañías telefónicas más grandes del país. Un extremo que demostraría que Obama habría mantenido el programa de espionaje indiscriminado que lanzó su predecesor tras los atentados del 11S. Pero, hasta ahora, el objetivo de las órdenes solía ser investigar a una persona o a un grupo específico durante un tiempo muy concreto, y no acceder al registro de todos los clientes de una compañía como Verizon

Posteriormente, las acusaciones se suceden: los diarios The Washington Post y The Guardian informan de que la NSA y el FBI habrían solicitado a nueve gigantes de Internet, entre ellos Microsoft, Yahoo, Google y Facebook, acceder a sus servidores para vigilar e interceptar comunicaciones de internautas extranjeros fuera de Estados Unidos; los servicios británicos de espionaje habrían tenido acceso a los cables de fibra óptica que transportan las conversaciones por teléfono e Internet en todo el mundo; las compañías Facebook y Microsoft anuncian que, en el segundo semestre de 2012, recibieron por parte de agencias estadounidenses miles de peticiones de información sobre sus usuarios, y Apple y Yahoo también lo admiten en días posteriores; el semanario alemán Der Spiegel revela que la NSA habría espiado conversaciones de la Unión Europea y de la ONU; se descubre que Washington habría espiado a la misión de la UE en Nueva York y a 38 embajadas, entre ellas las de Francia, Italia y Grecia. Esto da lugar a un conflicto diplomático de alcance mundial por la repercusión de semejantes revelaciones y la presunta comisión de múltiples delitos perfectamente tipificados, y por la reclamación por parte de Estados Unidos de Snowden, que sigue en “tierra de nadie” en el aeropuerto de Moscú, y las peticiones por parte de éste, todavía no satisfechas, de asilo político en diversos países.



1984.

La célebre novela de George Orwell (1949) en la que se describe una distopía (utopía con caracteres negativos) de una sociedad totalitaria que controla cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y castiga incluso a aquéllos que delinquen con el pensamiento. Orwell parte de su experiencia con los totalitarismos fascistas y comunistas y de su idea de la Revolución traicionada para imaginar una sociedad del futuro dominada por un partido único dividido a su vez en otros dos: Partido Interior y Partido Exterior (cabeza pensante y brazos ejecutores de la sociedad) y una masa indeterminada de “proles” que sirven de mano de obra y carne de cañón del estado de perpetua guerra entre esa Sociedad descrita y las otras dos Potencias similares con las que se ha repartido el mundo. Una Sociedad autoproclamada igualitaria y sin propiedad privada, pero, en la práctica, dividida en tres clases: “Altos, Medianos y Bajos”. La guerra permanente sirve para mantener la cohesión en una Sociedad caracterizada por el odio, la insensibilidad y la crueldad. Al frente de dicha Sociedad se encuentra el omnipotente e infalible “Gran Hermano” (trasunto de Stalin) del que procede toda sabiduría, toda verdad y toda virtud. Nadie lo ha visto nunca, pero se encuentra en todas partes. Es la concreción con la que el Partido único se presenta.

En esa Sociedad todos los individuos son controlados y espiados, mediante “telepantallas” instaladas en todas las instalaciones públicas y dependencias privadas, que observan y controlan todos los actos individuales, así como la escucha indiscriminada por medio de micrófonos. La Policía del Pensamiento escruta las palabras, los gestos, las acciones, y dictamina si lo observado es contrario a la ortodoxia o en el futuro pueda serlo. Las reglas no están claras para nadie. La delación permanente es parte del juego. Todos espían y delatan a todos, inclusive los niños a los padres. Todos los juicios son arbitrarios, precedidos de confesiones mediante lavados de cerebro. La tergiversación, la manipulación y la propaganda presiden todos los actos de la vida, inclusive la Historia, que es permanentemente modificada mediante la manipulación de la memoria y de los anales. Un hecho y su contrario pueden tener lugar al mismo tiempo: es el “Doblepensar”. El lenguaje es alterado, deformado, pervertido y amputado para expresar las necesidades ideológicas y la manipulación mental: es el “Neolenguaje”. De esta forma, la Sociedad, fuertemente jerarquizada y controlada, es dominada permanentemente por los “Altos” o Partido Interior, y sin posibilidad de modificación. 

* * *

Bien, se dirá, ¿qué tiene en común una sociedad democrática como la de los países occidentales, hoy en día, con la sociedad descrita en 1984? Bien poco, salvo por la omnipresencia de los medios de espionaje indiscriminado de los individuos en 1984, y el espionaje a escala mundial que, al parecer, se empieza a practicar en todos los medios de comunicación actuales. En 1984, las telepantallas y micrófonos omnipresentes, proporcionaban información de todo el mundo a la Policía del Pensamiento. Es la tecnología que Orwell atisbó desde su época. Hoy, es la tecnología de las comunicaciones, la que permite escuchar y gravar todo lo que los ciudadanos del planeta, desprevenidamente, han podido manifestar a través de Internet (correo electrónico, redes sociales) o telefonía. Los Estados, que duda cabe, utilizan y utilizarán esa información para sus intereses. Actualmente existen algunos, totalitarios, y aún otros con vocación de serlo, que si se lo proponen pueden llegar a utilizar esa tecnología para dichos fines. Pero, los democráticos, ¿estarán siempre a salvo del totalitarismo? En el pasado no lo han estado, y nadie está inmune para el futuro. Las crisis económicas y las tensiones sociales se han producido y se producirán. Se añadirán nuevos problemas, la escasez de recursos y la explosión demográfica, y no sabemos qué respuestas políticas se darán a esos desafíos. Desde luego, no hará falta leer el pensamiento a nadie, como en 1984. Bastará con leer lo que se ha dicho para saber lo que se ha pensado.