En Cartagena de Indias, Nueva Granada (Colombia) existe una estatua dedicada
a un español que hizo frente y derrotó a la mayor flota de invasión que jamás
vieron los mares hasta el desembarco en Normandía. Ni la flota de Jerjes en
Salamina, ni la
Armada Invencible. Se trata de Blas de Lezo, también conocido
como Almirante Pata de Palo. No solo le faltaba una pierna, sino también un ojo
y un brazo.
Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes (Guipuzcoa) el 3 de
febrero de 1689. Lezo se embarca, a sus 12 años en la escuadra francesa,
enrolándose como guardiamarina al servicio del conde de Toulouse, Luis
Alejandro de Borbón, hijo de Luis XIV, debido a la política existente de
intercambio de oficiales entre los ejércitos y escuadras de España y Francia.
Muere Carlos II sin descendencia y comienzala Guerra de Sucesión. Como es sabido, la guerra enfrenta
a Felipe de Anjou, apoyado por Francia y nombrado heredero por el rey español,
con el Archiduque Carlos de Austria, apoyado por Inglaterra. En la batalla
naval frente a Vélez-Málaga, en la que se enfrentaron 96 naves de la flota
franco-española y más de 60 de la flota anglo-holandesa, Blas de Lezo perdió la
pierna izquierda por una bala de cañón. Debido al valor demostrado empieza a
ser ascendido y participa en las más diversas acciones de guerra, hasta que, en
1707, defendiendo la fortaleza de Tolón, pierde el ojo izquierdo. Finalmente,
después de múltiples combates en los que vence a los ingleses en el mar, y que
sería largo de exponer y, además, difícil de creer, por el gran número de
barcos apresados, y objetivos conquistados, en el asedio de Barcelona de 1714
pierde la movilidad del brazo derecho. De esta manera con sólo 25 años tenemos
a Blas de Lezo tuerto, manco y cojo. Los ingleses son batidos en el mar pero se
quedan desde entonces con Gibraltar.
Blas de Lezo en Cartagena de Indias |
Muere Carlos II sin descendencia y comienza
Después
de múltiples ascensos durante la contienda, y terminada la Guerra de Sucesión, se le confió el buque insignia
Lanfranco; un año después parte hacia La Habana escoltando a una
flota de galeones y, en 1720, se integra en una flota con el cometido de
limpiar de corsarios y piratas de los llamados Mares del Sur, o lo que es lo
mismo, las costas del Perú. En 1730 regresó a España y fue ascendido a jefe de
la escuadra naval del Mediterráneo y condecorado en reconocimiento de sus
servicios. En 1732, a bordo del Santiago mandó una
expedición a Orán con 54 buques y 30.000 hombres, y rindió la ciudad. El rey lo
ascendió en 1734 a teniente general de la Armada. Regresó a
América con los navíos Fuerte y Conquistador en 1737 como
comandante general de Cartagena de Indias.
Se inicia entonces un conflicto conocido como “Guerra de la oreja de Jenkins” (1739–1748). La excusa de los ingleses para iniciarlo fue el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve” ¡Increíble! En lugar de colgarlo de una verga lo deja ir. Hay que recordar que el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. No sólo en esos momentos, sino, desde hacía 150 años Inglaterra venía ejerciendo la piratería contra los barcos y costas españolas, en la guerra y en la paz, otorgando patentes de corso. En su comparecencia antela Cámara de
los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí el nombre
del conflicto. No necesitaron más para llevar a cabo sus siempre deseados
planes de conquistar la
América Española.
Se inicia entonces un conflicto conocido como “Guerra de la oreja de Jenkins” (1739–1748). La excusa de los ingleses para iniciarlo fue el apresamiento de un barco corsario comandado por Robert Jenkins cerca de la costa de Florida. El capitán de navío Fandiño apresó el barco corsario y cortó la oreja de su capitán al tiempo que le decía (según el testimonio del inglés): “Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve” ¡Increíble! En lugar de colgarlo de una verga lo deja ir. Hay que recordar que el tráfico de ultramar español se veía constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses. No sólo en esos momentos, sino, desde hacía 150 años Inglaterra venía ejerciendo la piratería contra los barcos y costas españolas, en la guerra y en la paz, otorgando patentes de corso. En su comparecencia ante
El 13 de Marzo de 1741, una flota invasora, al mando del Almirante Sir Edward Vernon asomaba a las costas de Cartagena de Indias para comenzar un asedio infernal. El propósito, conquistar Cartagena de Indias, ciudad principal de América, bien fortificada, y así estrangular y colapsar la vértebra principal de los puertos de Ultramar y de la ruta del oro por Panamá, y, como consecuencia, la caída como piezas de dominó de todas las demás tierras del Imperio Español en América. Constaba dicha flota de 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte, con 2.000 cañones y 23.600 combatientes, entre marinos, soldados y esclavos negros de Jamaica, más 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro primer presidente de los Estados Unidos. Superaba en más de 60 navíos a
No
ha lugar aquí para describir los detalles de la épica batalla; baste decir que
después de múltiples y terribles bombardeos de la ciudad y los fuertes, de
múltiples intentos de desembarco y asaltos, los ingleses tuvieron que levantar
el sitio y zarpar, no sin antes dejar 9.500 muertos y 7.500 heridos y perder
1.500 cañones y 50 naves (aparte de los que sucumbieron por la malaria). Todo
gracias a la estrategia y la organización defensiva de Blas de Lezo (hunde sus
buques para impedir la entrada en la bahía, y distribuye sus cañones
convenientemente).
Los
ingleses se sabían tan superiores que ya habían preparado los festejos de su
victoria; incluso habían acuñado una serie de monedas y medallas con leyendas
sobre su aplastante victoria y la humillación infligida al imperio Español
(Vernon había dado noticias de la victoria antes de que se hubieran empezado
las operaciones). Humillados, los ingleses ocultaron monedas y medallas grabadas con
anterioridad con leyendas como “Los héroes británicos tomaron Cartagena el 1
de abril de 1741” y “El orgullo español humillado por Vernon”.
El Rey de Inglaterra Jorge II prohibió hablar de ello o que se escribieran
crónicas alusivas al hecho, como si nunca hubiese ocurrido. Tan colosal fue la
derrota de los ingleses, que aseguró razonablemente el dominio español de los
mares durante más de medio siglo hasta que lo perdió en Trafalgar, cosa que la
historia inglesa no reconoce.
Blas de Lezo |
Blas
de Lezo falleció en Cartagena de Indias por las heridas y la peste, pocos meses
después, generada por los cuerpos insepultos (casi todos ingleses). Blas de
Lezo es recordado en Colombia, y en España en círculos de la Marina , y muy
adecuadamente, pero no por la ciudadanía en general, que sabe quién es Nelson
pero no Blas de Lezo. A su vuelta a Inglaterra Vernon fue relevado de su cargo
inmediatamente y expulsado de la
Marina en 1746.
A pesar de su descrédito, a su muerte en 1757 se decidió
enterrar su cuerpo en la
Abadía de Westminster, como si fuera un héroe más de los
que allí reposan. La falaz leyenda que en su tumba reza :“He subdued Chagre,
and at Carthagena conquered as far as naval forces could carry victory”.
Así pues, Inglaterra cultivó al respecto la autocensura, España el olvido y las
demás naciones el desinterés (si no interesa al interesado …).
Nota. Algunas
publicaciones referentes al tema:
Pablo Victoria Wilches, El día que
España derrotó a Inglaterra (Madrid, Áltera, 2005).
Ramiro Ribas Narváez, La
conjura de la mentira. La derrota de Inglaterra en Cartagena de Indias, (Astorga,
Akrón, 2008).
Alber Vázquez,
Mediohombre. La batalla que Inglaterra ocultó al mundo (Barcelona,
Inédita, 2009).
J. Pérez-Foncea,
El Héroe del Caribe, la Última Batalla de Blas de Lezo (Libros Libres,
2012).